lunes, 3 de enero de 2011

FLIPAN: El Gobierno vasco pretende que los aficionados paguen por ver ciclismo.

Como conclusión a un pequeño análisis sobre la repercusión del Tour de Francia en la ciudad gala de Besançon (17 veces final de etapa), Sylvie Thomas, de la Universidad de Besançon, escribió que el entusiasmo popular y el éxito comercial que acompañaban a la mejor carrera ciclista del mundo se debía a que se trata de una gran fiesta muy cercana y, subrayaba, "gratuita" para el público -"el coste para la ciudad es de 400.000 euros, de los que la organización se hace cargo de 100.000. Pero el principal beneficio es de naturaleza económica. Además de la promoción turística se produce un aumento sustancial del volumen de negocio de hoteles, restaurantes, tiendas... El equipo del Tour está formado por 4.500 personas y se calcula que el público asciende a 500.000 espectadores, que gastan una media de dos euros por día", recoge el texto-.

Para escapar del estado de derrumbe que atraviesa el ciclismo, el vasco en particular, o para desembarazarse de la responsabilidad parcial de sostenerlo económicamente, quién sabe, el Gobierno vasco, por boca de su director de Deportes, Patxi Mutiloa, propuso ayer cambiar la fisionomía del ciclismo, acabar con la gratuidad y hacer pasar por taquilla a los aficionados que acudan a las carreras como si la calle fuera un gran estadio, un frontón, una cancha o un velódromo.
Ponerle puertas al campo es el remedio de la abuela que ha encontrado Patxi Mutiloa para el remendar el traje roído del ciclismo.

"¿Hasta cuándo se podrá sostener este sistema, mientras el aficionado que ve el espectáculo no aporta absolutamente nada?", se preguntó. "Siempre hay un margen de cero a cien. No estamos planteando precios que sean una locura, pero evidentemente el espectador que acude y disfruta del espectáculo tendrá que colaborar de alguna manera en su mantenimiento", abundó el director de Deportes, que recalcó lo mucho que le cuesta el ciclismo a su gobierno -de ahí, quizás, los recortes- y lo poco que aportan los aficionados, como si viajar, comer, beber o dormir, beneficios que aporta una carrera al lugar donde se celebra, fuesen gratis.
La propuesta parte de una reflexión del Gobierno que encabeza el socialista Patxi López sobre la financiación del deporte profesional, que en el caso del ciclismo descansa sobre los hombros de las instituciones, diputaciones y Gobierno vasco, principalmente, después de que la aportación privada haya caído a un abismo insondable. En parte por la crisis económica y en parte por la crisis de credibilidad que arrastra el deporte de las bicicletas.

Antes que director de Deportes con la llegada de los socialistas al Gobierno de Gasteiz, Patxi Mutiloa fue gerente de Aspe, promotora manista, y, quizás por ello, por haberse manejado en las entrañas de un negocio cuyo sustento parte, en gran medida, de la venta de entradas para los partidos, quiera trasladar esa realidad a un universo, el del ciclismo, que poco o nada tiene en común.
Un viejo remedio La fórmula para la salvación del ciclismo que propone el mandatario eibartarra no es tan vanguardista como parece. Es vieja. Tan antigua como las bicicletas de hierro de los 80. Como los rastrales, los maillots de lana, las palancas de cambio en el cuadro. Y que, como todo eso, el carbono se comió al hierro, los pedales automáticos a los rastrales, la licra a la lana, los cambios automáticos a las palancas, el pay per view en el ciclismo desapareció comenzado el siglo XXI. Simplemente, no funcionó.

La Subida a Urkiola, apagada en 2009, la Klasika Primavera o, incluso, la Subida a Gorla, cobraron durante una época por presenciar la carrera en sus montañas señaladas -Urkiola, Muniketa y Gorla-. Fue, en muchas ocasiones, en forma de postulación. La voluntad. Una pegatina, una chapa de KAS en alguna ocasión en la prueba zornotzarra, a cambio de un donativo. Todas dejaron de hacerlo.

"No era rentable, era un modelo que no funcionaba", explicaron ayer algunos organizadores vascos, ahogados por la estrechez económica y escépticos -e incrédulos- ante la propuesta del Gobierno López. "Se ha hecho en algunas ocasiones pero fracasó. ¿Por qué? Porque después de tener a un montón de gente controlando los cruces de la subida, los atajos y demás, haces cuenta y ves que no recaudas ni para pipas".

"Eso no conduce a nada", abundan los organizadores. "No es la solución. La salvación de este deporte no va por ahí. Además, están los aficionados al ciclismo, a los que en las ocasiones que se les ha cobrado se han quejado. Muchos de ellos ahora se plantearían dejar de ir a ver las carreras".

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